05 mayo 2014

Una historia de animales

UNA HISTORIA DE ANIMALES


Todo comenzó con la fotografía de un oso, aparentemente sin valor ya que estaba en una revista que íbamos a reciclar. Afortunadamente pregunté a los niños si les gustaba la foto. Dijeron que sí y nos pusimos manos a la obra. En un rato quedó listo el personaje de nuestra historia. Cuando les pregunté cómo se llamaría enseguida Javier me contestó: Doctor Oso. Y ahí comenzó todo. Como siempre, pequeños y grandes, estuvimos un buen rato pensando. ¿Dónde pensaba ir Doctor Oso tan elegante? Esa camisa nos despistaba, pero enseguida una vocecita dijo: ¡A una fiesta!. Y así, poco a poco fui escribiendo lo que los niños imaginaban.
Soy fan de Doctor Oso, me encanta esta historia y demuestra una vez más que los niños son grandes escritores.  

Doctor Oso
Esa mañana Doctor Oso se levantó muy temprano. Desayunó como siempre, un buen plato de pescado, sardinas, salmón y pez espada. Y para terminar un par de tostadas dulces, con buena miel.
 
Abrió la gran puerta del granero donde estaba la camioneta roja, y cargó en ella un par de cajas de cerezas, un bolsón de frutos secos y una gran botella de poche. Se puso en marcha dejando una nube de polvo en el camino, tan grande que la casa desapareció. En la radio sonaba Elvis Presley.



Entró en Nueva York por el puente de Brooklyn cuando empezaba a atardecer. A esa hora los rascacielos eran anaranjados y hermosos. Llegó a la puerta trasera del Zoo donde le esperaba Peter Boy, el guarda, que abrió la pesada verja para dar paso a la camioneta.

Pero seguían llegando invitados, las jirafas y el rinoceronte. Les seguían los patos, el hipopótamo y las focas. Siempre hay alguno que se retrasa… si, el perezoso salió de entre los arbustos con su cara adormilada! 
Enseguida apareció chillando y muy contento Monky-Monky, el chimpancé, que ayudó a Doctor Oso a colocar los farolillos en el árbol más alto. 

Entre los árboles fueron apareciendo los pingüinos, acercándose con sus graciosas pisadas y su traje de fiesta. Mister Orejas, el elefante, que descargó las cajas con su gran trompa. Todo parecía listo para comenzar…

Doctor Oso estaba muy contento, por fin estaban juntos, nadie cumplía años, no celebraban la primavera… simplemente era una fiesta. Pidió silencio y después hizo un brindis, dijo muy solemne: Por el mundo animal!

Todos comieron cerezas y bailaron hasta bien entrada la noche. El pavo real aprovechó el ambiente para abrir su gran cola. Ahora eran más amigos todavía, de vez en cuando hay que reunirse para bailar!
Doctor Oso
Varios autores de 4 a 10 años
Collàge:  fotografía, cartón, papeles, rotuladores